VELAS PARA NO QUEMAR:
Una charla con Copito.

El proyecto de Clara Infante se reinventa a medida que lo hace ella. Lo que nació como una plataforma para vender ropa de segunda mano, fue transformándose hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Copito: velas y crayones tintados con pigmentos naturales.

Según te vas acercando al taller de Clara te vas alejando del ajetreo de la ciudad. Situado en medio de un pueblo tranquilo en el parque del Garraf encontramos su nuevo estudio. Solo lleva unos meses aquí pero su esencia ya está por todas las esquinas: velas de diferentes formas y colores, materiales para poder trabajarlas, moldes…El espacio de una artista.

Clara ha vivido siempre entre dos mundos, ya que nació en Barcelona, pero gran parte de su vida transcurrió en Miami y L.A., donde trabajaba en marketing mientras fantaseaba con convertirse en una artista. Pero lo de crear su propio taller no vino hasta años más tarde. Primero, como gran fan de la cultura vintage que es, empezó vendiendo ropa de segunda mano.

Cuando nació el mayor de sus tres hijos ella y su marido (al que había conocido en EEUU) decidieron mudarse a Olivella, un pequeño pueblo a solo cuarenta minutos Barcelona, ya que sentían que era el mejor lugar para formar una familia, rodeados de calma y cerca del Mediterráneo. Pero al llegar aquí se dio cuenta de que en España no estaba tan arraigada la cultura vintage, por lo que, de una forma muy natural, acabó fundando Copito: una plataforma online donde vendía la ropa que ya no le valía a su hijo, toda sostenible y de proximidad. Fue todo un éxito.

COPITO

Al reconectar con sus raíces Mediterráneas también lo hizo con sus colores, sus formas... Clara siempre había sentido una gran fascinación por el mundo natural y el trabajo manual, pero no fue hasta su vuelta a Barcelona que empezó a experimentar con elementos de su entorno, dando un giro de 180º a Copito: sustituyendo la ropa de segunda mano por objetos naturales de creación propia.

Los pigmentos se convirtieron en el hilo conductor de sus creaciones. Primero fueron unos lápices de colores que ella misma moldeaba con las manos y más adelante unas velas naturales. Mientras nos hace un tour por su taller saca una bandeja llena de crayones, cada uno tallado con una forma diferente. Son tan originales y coloridos que dan ganas de coger una hoja en blanco y creerse artista por un rato.

VELAS NATURALES

La idea de las velas surgió al ver un vídeo de un señor que las producía al estilo tradicional. Clara pensó, “esto tengo que intentarlo”.

Sus velas están hechas a base de cera y pigmentos 100% naturales. Uno de sus diseños insignia, la Botero XL, inspirada en el escultor colombiano famoso por sus personajes voluminosos, pasa por baños de cera durante 3 días hasta alcanzar ese grosor tan característico. “Es una locura, pero vale la pena”, asegura Clara.

No a todo el mundo le gustan las mismas velas. Hay quien prefiere que se derritan rápido y otros en cambio disfrutan viendo cómo se funden lentamente. Mientras nos lo explica, enciende una y deja que se vaya consumiendo. Aunque nos confiesa que ella es de las que prefiere dejarlas intactas, ya que las usa como objetos de decoración.

“Para ser feliz necesito fluir un poco con el proceso y no atarme demasiado a un diseño o a un producto.”

PROCESOS Y COLORES

Como la mayoría de artistas, Clara empieza un proyecto con una idea muy clara de lo que quiere hacer pero durante el proceso se deja llevar, por lo que el producto final no tiene nada que ver con el esbozo inicial. Aunque es justo ahí cuando sale su verdadera esencia.

“Me encantaría decir que soy más emprendedora que artista pero no lo soy. Para ser feliz necesito fluir un poco con el proceso y no atarme demasiado a un diseño o a un producto.”

Cuando empezó a colorear sus velas, Clara tenía conocimientos muy básicos sobre los procesos. Pero se documentó sobre el tema para poder conseguir sus propios tonos, utilizando únicamente los elementos naturales que tenía al alcance.

“Stop the car! Tengo que ir a buscar un trozo de esa tierra”

Fue durante un viaje a su casa familiar de los Pirineos cuando se fijó en los colores tan característicos de la montaña que quedaba pegada a la carretera: anaranjados, rojizos, amarillos… Descubrió una serie de tonos que funcionaban muy bien para sus acuarelas y crayones, y de una forma muy similar, fue encontrando progresivamente el resto de pigmentos naturales para sus creaciones.

ESENCIA MEDITERRÁNEA

El año pasado, al volver de sus vacaciones en la Costa Brava, fue directa al taller para intentar recrear los tonos que veía ahí cada verano. Clara asegura que, por mucho que lo intente, todavía no ha conseguido encontrar el azul del Mediterráneo en ninguna otra parte del mundo.

“Tengo una sensibilidad muy alta para los colores”

Cuando le propusimos crear una vela para Thinking MU tuvo muy claro lo que quería hacer. Decidió reinterpretar el modelo “full moon” de Copito para conseguir la forma de nuestro sol. Eligió una variedad de colores que para ella representaban muy bien la esencia de la marca: blanco, azul, verde y rojo. “Ha sido un proceso muy divertido” dice con esa naturalidad tan propia de Clara.

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